viernes, 4 de mayo de 2012

"Cuando menos te lo esperas va la vida y te sorprende"

17 de Mayo, dos meses después.
Unos bostezan, otros sueñan despiertos. Nadie atiende al profesor. Ella ni bosteza, ni sueña, no mientra ninguna emoción. Está pensativa, más bien agotada con todo lo que le está pasando. Hace a penas dos meses, había tenido al chico de sus sueños a su alcance, pero no se había conformado con eso e intentando ser más lista que su corazón, buscó más, dejándose llevar por otras cosas.
-¡Carmen, despierta!- le susurró Carol, desde el asiento de atrás.
En ese momento, toca la campana. Nadie se queda en los asientos, unos salían al pasillo, a reunirse con otros amigos, otros comentaban lo del campamento, para lo que apenas quedaban unos escasos 35 días. Cuando estaban todos de pie, se hizo el silencio. Carol estaba muy contenta, ¡ese día cumplía los 15 años! Pero se le hizo tan extraño aquel silencio, que cuando iba a hablar, alguien le tapó los ojos.
- Cállate, pelirroja.
Como ese año el cumpleaños había caído en un jueves, pidieron permiso para tener la segunda hora libre, total, ese día tenían guardia.
Le destapa los ojos y...
-¡Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos Carol, un cumpleaños feliz!- aplausos, risas, complicidad.
-¡Eh, que falta su canción! - qué conexión. Carmen y Pablo a la misma vez. La chica sonríe, tímida, pero el chico, sin embargo, hizo una mueca de fastidio. Todavía le costaba verla y tener que pasar de ella, dos meses no le habían servido de nada, para ninguno.
En ese instante, la música colapsa los pensamientos de todos los "invitados". Pablo debería estar en matemáticas, pero había pedido permiso al profesor para poder pasar con su hermana una hora, sabía que para ella era importante.
"Carolina, trátame bien, no te rías de mí, no me arranques la piel."
-¡Carolina, trátame bien o al final te tendré que comer!- cantaban todos, riendo. Unos se la sabían mejor, otros peor, pero todos al fin y al cabo, participaban.
Aunque Carol estaba muy contenta, sabía de sobra que le faltaba algo. Y sabía de sobra el qué era, pero eso no dejó que la fastidiase. Lo tuvo en mente durante toda la hora, pero disfrutó igualmente. Y eso que todo era un pequeño entrante de la verdadera fiesta.


Sabía de sobra que era el cumpleaños de aquella pelirroja que lo traía loco desde hacía dos meses y poco más. 53 días antes, ya lo tenía apuntado en su calendario. Cada día iba tachando cuando se levantaba. Parecería egoísta a la vista de todo el mundo, pero se alegraba que cayese el cumpleaños en jueves. La chica no había parado de comentarle que ese fin de semana iban a salir de fiesta ella y sus amigos, así que ese día quería pasarlo con ella, aunque fuese "a través de una pantalla". Y es que, cuando menos te lo esperas, va la vida y te sorprende. No hace falta estar a escasos milímetros de una persona, para comprender que estás enamorado de ella. Y es que eso fue lo que le pasó a David con aquella chiquilla.
Lo comprendió todo cuando ella, no dejaba de viajar en su mente todo el día. Cuando antes de irse de fiesta, se pasaba para darle un buenas noches. Cuando la echaba de menos a todas horas. Y lo comprendió en ese momento...
- Y es que estoy enamorado de ella. - fue todo, cuando por la tarde, la vio aparecer por msn. Estaba dispuesto a pasarse la tarde hablando con ella, hasta que llegase la hora de arreglarse. Lo único que en ese momento le estaba defraudando, era que no podía ganar a la distancia y estar con ella.
La distancia no es más que un inconveniente, a lo mejor el amor la traspasa, como la pantalla.

miércoles, 25 de abril de 2012

Entre risas y complejos.

Otra pelea. Está cansada de que sus amigos lo único que quieran, es que ella lo vaya a ver ese día. ¿Por qué no entienden lo que ella misma piensa? Se lo ha repetido mil veces, pero nunca entrarán en razón. ¡Que no quiere ver como defrauda a ese chico! Pero no va a negarlo, sí que se ha imaginado más de una vez, cuando se va a dormir y deja de ocultar que se pasa el día pensando en él, su mente empieza a fabricar esa imágenes que hacen que no pare de sonreír. Salen los dos besándose. Pero ella no quiere verlo por muchas razones. Se odia a sí misma. ¡Pero no puede hacer nada, no más de lo que intenta! No quiere ver que cuando sepa que es ella, esa chica fea, bajita y con esa asquerosa nariz... No, no lo va a consentir. Y sonríe de nuevo. Está deseando que llegue ese día para ver todo ese mensaje... Se lo ha prometido, cada vez que vaya a imaginarse algo juntos, pensará en el físico de ella. Y por fin... Termina dormida, entre llantos por ser tan imperfecta y por no poder enfadarse con él por no decirle 'yo estaré allí, te lo juro' sino, enfadándose consigo misma, por no conseguir lo que se propuso ese 2012: ser feliz.


Carlos refunfuña levemente. Llevan andando media hora solo para que su mejor amigo se decida a contarle lo que ha pasado. Gracia estaba hablando con esa persona con la que tantas horas habla por internet y que solo David sabe quién es. La verdad es que nunca se ha interesado por saber quien era.
- ¡Que me lo cuentes ya, joder, que me estás estresando!
- Me he enamorado.
- ¿Y para eso, me has traído tan lejos? ¡Chaval, estás muy loco, eh!
David comenzó a reírse, no podía evitar reírse cada vez que veía como se ponía su mejor amigo. Era divertido. Pero esta vez, se puso más serio de lo normal.
- Vale, y ahora que lo sabes, ¿qué te ha pasado todos estos días?
- ¡Ah, que es verdad encima! - alza una ceja, mirando a su amigo.
- ¡Pues claro que si, chaval - y recalcó esa palabra, imitando al otro chico - pero no me cambies de tema!
- No me han cogido, David... Y ahora, tengo que trabajar como camarero en aquel bibliocafé.
- Bueno, ¡míralo por el lado bueno, te sabes mi café favorito! - y soltó una carcajada. A su mejor amigo no lo habían cogido en la biblioteca, pero a su parecer, el bibliocafé estaba mucho mejor. ¡Y allí es donde se conocieron la primera vez, compitiendo por un donuts!
- ¡Pues que sepas, que por tu culpa, voy a llegar tarde mi primer día!
David, abriendo los ojos como platos, buscó a tientas la llave de la moto. Pero era una tontería, ya que habían ido andando...
- ¡Pues como no nos transportemos!
Y los dos, empezaron a reírse a carcajadas. Continuaron con el paseo, pero esta vez hacia el lugar de trabajo de Carlos. Pero...


Había intentando hablar con él de todas las formas posibles. En el recreo, por msn, por tuenti, mencionándolo en twitter... Nada de nada. En el recreo, él salía del instituto. Por msn, cuando veía que se conectaba, se iba él. Por tuenti, se iba del chat al verla a ella. Y twitter... No, ni por ahí. Pero había de nuevo una reunión sobre el campamento.
Carmen se giró hacia su mejor amiga, aquella pelirroja de baja estatura, pero que siempre estaba sonriendo.
- Carol... ¿Por qué el otro día dijiste que teníamos plástica, si ya estamos en 3º?
- Pues porque me equivoqué... Y cómo el profesor nos había citado, pues recordé los viejos tiempos de 2º. -Y ríe, encogiéndose de hombros, porque sabe de sobra que 2º estaba ahí al lado, que no había pasado tanto tiempo.
- ¿Va a venir Pablo a la reunión...? Como es el delegado de su clase y ellos también participan con nosotros...
Carol se puso tensa. Cuando Pablo le contó todo lo que había ocurrido con Carmen, no pudo nada más que darle la razón a su hermano mayor. Pero carmen, tampoco hizo nada por contárselo.
- Lo siento, Carmen...
-¡Puto olor a porro! - soltó, sin más, Pablo, al pasar por el pasillo que llevaba a las escaleras de la última planta. Vio a las dos pequeñas y les sonrió. Pero no miró a Carmen y le comentó algo a su hermana, en el oído, haciendo que ésta estallase en carcajadas. Carmen estaba esperando que se lo contara, pero Pablo, sonriendo de lado, se acercó y le susurró en el oído. - No te lo cuento, que te pones "mala" y te vas con otras personas. - le guió y entró en la clase.
- Muy buenas tardes, señores. Venga, sentaros que una vez que acabemos esta charla, os dejo salir antes del instituto. - todos tomaron rápidamente asiento, como poseídos por aquellas palabras. El profesor sabía hacerlos callar con avidez - El día se acerca. Como bien recordamos aquel día, vais a ser los monitores de un campamento. Las personas que van a acudir, son mayores que vosotros. Cada dos días, haréis una fiesta. Cada una, tiene que ir con un tema predestinado. Tendréis que ocuparos de que todos sepan los horarios de las cosas y de que se lo pasen lo mejor posible. Y a partir del día 22 de Junio, os vais a Londres.


Os tenemos que proponer algo... - Estaban en total como unas 120 personas en el S.U.M. del instituto. Aquella tarde Gracia, Carlos y David, estaban hablando más de lo habitual, pero a los tres, como si el destino quisiera que estuviesen atentos, les dio un pitito de esos odios en el oído. Así qué, se callaron. - Vais a participar los 120 en un campamento. Todo pagado. Fiesta cada dos noches. Pero tendréis que hacer caso, un mínimo, a gente más pequeña que vosotros. - todos se quedaron pasmados, aquellas proposiciones no se oían todos los días. Pero todos accedieron, pensando que se lo pasarían genial. He incluso habrían terminado los exámenes, qué mejor forma... Y la verdad, es que sí, sí que se lo iba a pasar bien.


jueves, 5 de abril de 2012

"No vale la pena sonreír"

Cuando eres pequeña, todo siempre te parece más fácil. Tus únicas preocupaciones, son; a qué juego jugar, qué vas a comer y elegir los dibujos que tocan ese día. Tus padres discuten, pero tú estás en otro mundo, jugando con tus juguetes. Lo malo, es que sin importarle al tiempo tu felicidad, empieza a correr. Llegas a una edad, que esas discusiones te hacen parecer débil y lloras desconsoladamente todas las noches. Sigues llorando porque no te gusta nada de tu cuerpo o de ti misma y después solo sabes sonreír ante la gente, fingiendo una sonrisa que hace años no sale de verdad.


No le gusta que la llamen "sabelotodo" por el simple hecho de que la hayan ascendido un curso más. No le gusta estudiar, más bien lo odia. Quién lo diría, con esas notas. Pero siempre ha tenido en mente una cosa : los estudios me van a sacar de este infierno. Por eso estudia, no soporta a sus padres. Y está decidida, la universidad va a ser lo más lejos posible de su ciudad natal, la cual adora.
Está encerrada en su habitación, en la cama, con el portátil abierto y la música algo alta para no escuchar las peleas que tienen sus padres, "por su culpa". Lo único que le alivia, es esa chica que tiene en frente de la cámara.
- ¿Otra vez están igual?
No contestó, estaba haciéndose una trenza y como sabía que la otra chica la estaba mirando, se encogió de hombros, como quitandole la verdadera importancia que eso tenía.
- Te voy a contar algo que muy poca gente sabe de mí, creo... Que solo lo sabe mi hermano.
Gracia siguió mirando la pantalla, expectante por lo que aquella chica le iba a confesar. Se conocían desde hacía dos años, donde se conocieron por una red social por pura casualidad y de ahí... Comparten todo, pero al distancia les perjudica, por lo que no se han visto nunca.
- Un segundo, Gracia. - Colocó de banda sonora la canción de "Caricias a tu espalda". Aquella canción era la que compartían ambas chicas. - ¡Venga, que empiezo! ... Hace tiempo, mientras miraba las estrellas, pensé, ¿a la gente le gustaría un bibliocafé? Imagínate, la gente va a leer y se toma un café o un donut... - Cada vez, iba bajando más la voz, hasta que casi era a penas audible.
- Me gusta esa idea... - Asintió, sonriendo. Aunque era cierto, que su amiga la había sacado de un libro, pero no le iba a quitar la ilusión.


"Hay días en los que es mejor no despertarse."
Habían pasado el día en el Skate-Park. Pero las cosas no habían salido como ellos habían planeado en silencio, cada uno desde un lado de la ciudad, aquella noche, después de que ella se enterase de verdad que Pablo estaba por ella. Porque aquel día en el que él no fue capaz de decírselo, sino que la invitó a comer, se volvió a conectar y se lo soltó todo en un segundo.
Y allí habían estado tres días después. El día en el que él sería capaz de besar a Carmen, de robarle el primer beso a la chica, pero nada fue como un cuento de hadas.
-¡Carol, que me voy, que hoy es mi gran día!
-¡Mucha suerte y pasadlo bien!
Cuando Pablo llegó, estaba bastante nervioso por lo que podía pasar a continuación, así que cogió la tabla de skyte y empezó a patinar por un rato. Pero cuando volvió, que iba a sentarse con un grupo de amigos que habían ido por su cuenta al recinto, el patinete se le cayó de la mano...
- N-no puede ser... - murmuraba.
Ese día iba a ser realmente perfecto, no entendía porqué, ella, ahora estaba en los brazos de otros. ¿Qué había hecho mal? Había llegado con media hora de antelación, se había olvidado de su vergüenza y se lo había dicho... ¿Qué más quería de él?
-¡Pablo!
- ¿Carmen?
Los nervios le habían jugado una mala pasada. Solamente había visto un pelo idéntico al de la chica, y ya se había pensado que... Negó y la cogió de la cintura, dándole dos besos. El verdadero, era para el final.
Pero sin embargo, cuando estaba a punto de contarle todo el plan a la chica, ésta le dijo que se encontraba verdaderamente mal, que la perdonase pero que se iba. Quedaron incluso para el día siguiente, pero a la vuelta de casa de Pablo, la vio sentada en un bar, riendo y de todo.
Hay veces, en que las personas de dentro, desearían que los cristales fuesen tintados como los de los coches, pero esta vez, Carmen tuvo que llorar en silencio, viendo como el chico que le había dicho todo lo que sentía tres días atrás, se iba, dolido...

sábado, 3 de marzo de 2012

- ¡Carol, baja! - hacía bastante tiempo que la había llamado para que bajase, pero como estaba con los cascos puestos, no lo había escuchado, pero esta vez si que bajaba corriendo por las escaleras, pero se quedó a unos escalones.
- Dime, mamá.
- Tu hermano y tú, os vais a quedar solos, me voy a tomar un café con la tita. Dile a Pablo que no salga esta noche, que lo más seguro es que os quedéis solos.
Carol iba a replicar que porqué no podían salir aún estando solos, no era la primera vez que lo hacían.
- Y no, no acepto réplicas. Hasta luego. - Besó la mejilla de su hija y salió de la casa, dejando a los dos adolescentes solos. Eso hubiese sido un peligro, pero ese día no, tal vez otro.
- ¿Se ha ido mamá? - dijo Pablo girando sobre la silla en la que estaba sentado. Se giró de nuevo y empezó a mirar las fotos de esa chica, en tuenti. - ¡Pero mira a ese, da asco! Ni si quiera sabrá del color que son sus ojos... - Negó, y se giró de nuevo a su hermana.
- Celos, celos everywhere. ¿Cuándo le vas a decir a la cara lo que sientes por ella? Porque, que yo recuerde, hoy habéis estado bien agarraditos en plástica.
- Lo sé, pero ha sido un minuto solo, se la he apartado corriendo porque habías acabado de dar tu discursito y la gente empezaba a murmurar ya sobre él, y no quería que nos viesen.
- Eres tonto, definitivamente. - negó corriendo, Carol, ya que estaba en contra de lo que le estaba diciendo Pablo.
Pablo, Carol y Carmen, los tres, eran mejores amigos. Es muy raro, porque aunque Carol y Pablo se pasaban la mayor parte del día discutiendo, eran uña y carne. Pablo era el hermano mayor de Carol. Él siempre estaba tonteando con Carmen, pero nunca se sinceraban el uno con el otro, y la pequeña pelirroja ya estaba más que harta de saber las dos versiones y que ninguno se lanzase.

En la peluquería.
- ¿Pero estás loca, Gracia? ¿El pelo de color azul clarito? De verdad, ¡vale que necesites un cambio, pero no ese! - David estaba algo desesperado, ¿qué iba a hacer aquella chica con su pelo, el cual era precioso de por si?
- Pues a mi me parece bien, no se ve a gente muy normal que haga eso, ¡y esta tiene de cordura lo que yo de gilipollas, nada! - Y recalcó el nada, porque los veía con intención a ambos amigos, de decirle que era gilipollas.
Gracia era "demasiado lista" como decía Carlos, ya que la habían subido un curso y había caído con ellos dos. Mientras que ellos se conocían desde preescolar, con ella solo estaban desde 4º de la ESO, que era bastante, ya que cursaban 2º de Bachiller. Nunca mejor dicho, el roce hace el cariño y ellos, ya eran mejores amigos. Iban a todos lados juntos, menos al baño.
- Si habéis venido, es para ver el resultado, ¡ así que dejadme en paz!
Al final, cuando se fueron ese viernes de fiesta, Gracia fue la que más ligó. Era de admitir, que ese azul casi eléctrico, le quedaba perfectamente. Pero Carlos no estaba muy interesado en ver como su mejor amiga se liaba con un chico, pero ese era el lema de los tres : "ninguna pareja nos dura, porque no somos las pilas duracell".

Miraba la hora constantemente. ¿Estaría conectada esa noche? Le dijo que su madre no los iba a dejar salir esa noche. Suspiró y miró de nuevo el msn, de repente, una lucesita naranja, le avisó que estaba alguien hablándole.
- ¡Hola precioso! ;)
- Mi niña, ¿cómo estás?
Y así, hablando de lo típico y no tan típico, continuaron hablando hasta bien entrada la madrugada. ¿Por qué ahora sí y antes no?
- Oye... Necesito decirte algo.
- Claro, dime.
- Te qu... ¿Te quedas mañana a comer?
La chica estaba esperanzada con que hubiese sido otra cosa, pero no había podido ser.
¿Por qué no lo ha conseguido Pablo, por qué no se ha sincerado de todo? Negó en frente de la pantalla, y algo cansado, se despidió y apagó el portátil.

Esa noche iba a ser muy larga para todos... Y no sabemos hasta qué punto.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Última hora, con Carol.

Sí, era verdad que tocaba a última hora su tan admirada, plástica. La odiaba, nunca se le había dado bien dibujar como aquel profesor indicaba, pero si querías aprobar, no quedaba más remedio que profundizar en la asignatura. Pero ese día, fue diferente a todos los demás. Cuando pasó a penas unos 15 minutos de comenzar la clase, todos estaban petrificados, en especial, Carol.

- ¿Estáis de acuerdo? - fijó aquellos ojos que tanto miedo daban, en cada uno de aquellos alumnos de 3ºA.

Carol miró a toda la clase. ¿Por qué nadie hablaba? En ese instante, le llegó una nota. "¿Tú estás de acuerdo?" Arrugó la nota, y algo molesta, se levantó, ante el asombro de todos sus compañeros.

- ¡Pero qué os pasa, joder! - dijo algo alterada, pero se dio la vuelta e hizo un gesto, pidiendo perdón al profesor ante la palabra dicha. Empezó a andar entre las filas de sus compañeros, los cuales estaban asombrados - ¿No os dais cuenta de lo que nos acaba de proponer? Vamos a ir a Londres, a recordar los momentos de la mancha morada, a reírnos, ¡a recordar cada rincón y momento, como estuvimos en 1º!

- Pero Carol... Entiéndenos, ¡vamos a ser los monitores de un campamento! ¡Nosotros, que ni nos callamos en los exámenes! - dijo alguien, que estaba al final.

- Ya veo que no os habéis dado cuenta... - dijo, como si eso no hubiese sido con ella - Yo voy a ir a Londres, y voy a ser una monitora de un campamento, porque sí, yo estoy de acuerdo - dijo firmemente y se cruzó de brazos, ante la mirada inquietante de sus compañeros. -

- Y yo.
- Y yo también.

Y conforme se iban levantando, iban dando su propia aprobación con respecto a la pregunta del profesor. ¿Y Carmen? Su mejor amiga estaba sonriendo y... ¿estaba agarrada de la mano de Pablo, el que era su mejor amigo? Pero... En ese momento, algo llamó más su atención que sus mejores amigos.

- Por cierto, ¿quiénes van a ser las personas que van a nuestro campamento? - repitió, la chica del fondo, que parecía más animada esta vez.

Toda la clase miró al profesor, y éste, se giró y miró a Carol, la cual no entendía nada. ¿Por qué la estaba mirando a ella?

jueves, 8 de diciembre de 2011

El comienzo de todo - David.

Se acercó a la ventana para abrirla y correr las cortinas, ya que se acababa de levantar.
Para su sorpresa, estaba nevando. ¡Estaba nevando! Era la primera nevada del año en el barrio.
Una sonrisa asomó por su rostro, cansado de haber estado de fiesta hasta tarde.
Una música de pronto apareció de fondo. Era la radio, con los "4O Principales", sintonizada en 95.4
¿De dónde llegaba el sonido? Ni él mismo lo sabía.
- David, ¿a qué hora llegaste a noche? - al ver que tardaba en contestar, le repitió de nuevo la pregunta - Venga, contestame.

David suspiró, largo. No se llevaba nada bien con su madre, siempre estaba obligándolo a hacer cosas que él no quería, así que tampoco se preocupaba por contarle las cosas que a él le gustaban hacer.

- Pues... no lo sé, porque ni me interesé en mirar el reloj. - se giró para mirar a su madre y con una sonrisa falsa, se giró de nuevo, dándole la espalda. Su madre, cansada ya de que se repitiera esa escena durante todas las semanas, se fue, agotada por la situación.

Puso los ojos en blanco. A él tampoco le agradaba esa situación. 
Bostezó mientras se dirigía a coger el móvil. Nada. Nada nuevo.
De fondo se seguía escuchando los "4O Principales" y echó un vistazo a su alrededor.
La habitación era enorme, incluso mejor que una suite del mejor hotel. Andó hacia el baño, que también era bastante amplio y muy lujoso. Se notaba que su familia no estaba falta de dinero.

Abrió el grifo del agua fría y caliente a la vez, dejando que la bañera se llenase.
Mientras eso ocurría, se miró al espejo y se despeinó ese pelo rubio que tenía y que a tantas chicas traía locas.
Al fin se decidió y se quitó la ropa que conservaba aún, que apenas eran unos pantalones largos azules de pijama y una camiseta de tirantes blanca. Aunque estuviesen en invierno, no soportaba dormir con manga larga.

Cuando terminó, sin pensárselo, se metió en el agua.
Cerró los ojos. Se relajó, o por lo menos eso era lo que intentaba hacer. Un suspiro, otro, otro y otro más... ¿Qué le pasaba?

Había hecho lo mismo que otros jueves a la noche. Bah, ¿qué importaba? Hoy tenía las clases a la tarde, seguro que se le pasaría.

De repente, una vibración, precedida de un tono: "Lo que no ves" de Pol 3. 14.
" Antes de que amaneciera, salí huyendo de tu cama .... "

Y ahí se paró, al parecer era una llama o un toque.
¿Quién sería? La verdad, no le importaba demasiado en ese momento, pero David no sabía que en el futuro sí lo haría.

El comienzo de todo - Carol.

"Es una pesadilla, simplemente eso". Se lo había  repetido una y mil veces en lo que iba de día. Daba pequeños golpes en el suelo de la clase, con sus no tan viejas, pero sí disfrutadas "Converse All Star". 


-¡Mierda, los cordones...! -  se mordía el labio inferior con los dientes protegidos por un aparato, que en la mayoría de veces, pasaba desapercibido. Se agachó y apoyó el pie de cuyos cordones no estaban atados, en la silla de su compañera de mesa. Mientras, ella seguía maldiciendo esa situación en voz baja.


- Veamos, señorita Carol... ¿No le gusta como le explico al resto de sus compañeros, el sujeto agente y paciente? Porque, si la respuesta es afirmativa, salga usted y demuéstrenos como lo haría. Pero tiene que tener una cosa clara, estos tienen que entenderlo perfectamente, pero claro - señaló con la tiza al resto de los alumnos de la clase, amenazador con sus palabras - ellos deben atenderla y dejar de hacer otras cosas que no deberían.


Sin saber el porqué, esa situación le hizo gracia, y sin darse a penas cuenta, soltó una carcajada, que fue precedida sin demorarse demasiado por la de sus compañeros, contagiados por la misma.


- ¿Qué les hace tanta gracia ? - el profesor, sin embargo, se encontraba sentado en la silla que le correspondía, esperando una respuesta que no se demorase mucho. 


Por el contrario que todos ellos, él no mostraba ningún gesto respecto a la risa de sus alumnos.
En ese mismo momento, las carcajadas desaparecieron. Un silencio bastante incómodo para los alumnos, pero a la vez divertido para el profesor, surgió en el ambiente.


- Perdone, profesor, hubo un... percance y tuve que agacharme un instante... - mostraba total sinceridad, pero el profesor no terminaba de creerla.


Con un movimiento, él se dispuso a la pizarra, pero justo en ese momento pasó. Sí, pasó lo que llevaban esperando desde las 8:15 a.m. Había tocado el timbre, aquel que indicaba que solo quedaba una hora para salir de allí, de aquel infierno de día.


Cogió su mochila, ya que se tenían que cambiar a otra aula, pero aún no sabían qué clase tocaba. Ese día estaba más despistada de lo normal, se sabía el horario de memoria, pero ese día nada le salía bien.


Nadie sabía, que el día de Carol, en la clase siguiente, iba a empeorar. ¿Porqué el destino una vez que se pone en contra de alguien, no lo suelta hasta que no puede más?